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9 octubre 2010 6 09 /10 /octubre /2010 07:51

Gracias a Dios, tengo la oportunidad de seguir platicando contigo, para retomar los pasajes de mi vida. Y quiero darle las gracias a un profesor de Morelos, que sigue mis blogs, y que gracias a eso, me motivo para escribir un nuevo guión, para la obra. “SOLO POR SER MUJER”. Gracias profe. Espero hacer un buen papel en ese concurso Nacional. Y sin más rollo; retomo:

PASAJES DE MI VIDA DOS

LA CALLE, EL VIEJITO Y LOS ENCANTADOS

Al entrar en los pasajes de mi vida, te quiero invitar a caer en el gusto por

el pasado: bueno o malo, triste o alegre, porque es pasado y ahí quedo. Porque gracias a Dios, aquí estoy contigo, platicando sobre mi vida, que como experiencia: le puede servir de algo a alguien. Pero entrando en tema. Yo creo te quedaste en suspenso cuando termine diciéndote: ¿Sabes que hizo mi madre para estar más tranquila?... Me sacaba a la calle ¡Imagínate! ¡La calle! Ese espacio inmenso que si no sabes respetar, te atrapa y te pierde en su inmenso contenido de libertad y libertinaje. Los primeros días solo me sentaba en el umbral de la puerta y ahí permanecía observando todo. Desde ese lugar, disfrutaba de la alegría de los niños al verlos jugar. Cuando ya era hora de meterme, o cuando no me sacaban a la calle; me ponía a jugar, lo que jugaban los niños en la calle, con muchos niños imaginarios. Yo lo disfrutaba en mi soledad. Y así, cada vez que me sacaban, me sentaba en mi lugarcito. Al principio quería jugar con ellos, pero me inquietaba un poco el que me pudieran rechazar. Además; yo solo pertenecía al umbral de la puerta. Un lugar del que me daba miedo separarme. Recuerdo que el que me ayudo a separarme de mi lugar, era un viejecito, que siempre que pasaba, y se detenía a ver el panorama: todos los niños jugando alegres, y cuando me veía a mí, solito en la puerta de mi casa. Me miraba con mucha ternura. Recuerdo muy bien la ternura de ese viejito: con barba y bigotes blancos muy crecidos, y con su lento caminar.  Como que ese anciano, se identificaba con mi soledad, como que sabía lo triste que era estar solo.

 

Cuando se retiraba del lugar, siempre se acercaba a mí, y con ternura me sonreía y me jalaba de mi copetito. ¡Imagínate la alegría que sentía cuando lo hacía! Porque mi abuelo, siempre nos pelaba; totalmente a rapa con un copetito al frente de la cabeza.  Después, el viejito, ya no solo me jalaba mi copetito, sino que después de hacerlo, me daba un dulce. Y más que por el dulce, por su ternura, lo esperaba cada día con alegría.

Hasta que llego una ocasión, en que no se acercó a mí. Desde donde se paraba a observar, me llamo. Yo no podía alejarme de mi lugar; pero la ternura de aquel hombre, me hizo hacerlo. Eran unos cuantos metros que caminé hacia él. Y cuando volteé hacia atrás y vi lo alejado de mi casa. Créeme que parece nada. Pero para mí fue una experiencia tan agradable. Quiero decirte que… al escribir esto, me llega a los sentimientos más profundos y mis ojos se humedecen, porque sentí mucha libertad, ¡sentí como si hubiera hecho algo importante!, ¡sentí como si yo valiera! Me sentí grande. Me sentí en la libertad, de un mundo inmenso.

A partir de ese día, ya no solo permanecía sentado: ya me paraba, caminaba, y me alejaba un poco de la puerta. De tal forma; que un día, dos niñas me invitaron a jugar. ¡Imagínate! ¡Me invitaron a jugar!  ¡Y a los encantados!, donde te tocan. Y todos me tocaban sin ningún temor, siendo que mis primos, no se me querían ni acercar. Y las niñas y los niños, yo creo por ser nuevo, nada más a mí me querían encantar, hasta me agarraban de las manos. No sé si porque desconocían mi enfermedad, o por el simple hecho de ser niños como yo.  A partir de ahí; sentí mucho cariño por esas dos niñas. Y así me fui internando en ese nuevo mundo, hasta el momento en que me desaparecía de mi piedrita y me aventuraba a ir con mis nuevos amigos de la calle.

Y, causalmente, la mayor parte de mis amistades eran niñas. Que tenían conductas raras; porque se decían malas palabras y se abrazaban en el juego de los encantados. Para mí era raro, pero me gustaba muchísimo, porque con mi enfermedad de la piel, era raro que alguien me tocara. Si no se acercaban a mí, ¡menos me iban a tocar! Ahora me doy cuenta, de la blancura en los sentimientos de la niñez, en donde no hay prejuicios. Eran sentimientos blancos de niñez.  Había una niña guerita, con pelo amarillo, que siempre ¡me encantaba de verdad!, cada vez que me tocaba. Llego un momento en que se enamoraban de mí. ¡Siii! hasta un día: ¿qué crees que paso?,  ¡dos niñas se pelaron por mí! Y llorando, una de ellas, le fue a dar la queja a mi mama, que porque yo nada más me juntaba con la guerrita. Y que la guerrita le había pegado por mi culpa. Mi mamá me regañaba delante de ellas, pero por dentro se sentía muy feliz, de que yo tuviera amistades. Yo no entendía muy bien lo que pasaba. Lo que si entendí es que alguien había peleado por mí. Y eso me emocionó. ¡No por la pelea!, sino porque alguien se interesaba en mí, aparte de mi familia desde luego. A pesar de que éramos muy pequeños, yo sentía un cariño indescriptible por esa niña. Tal vez porque fue la primera que me hablo, y la primera que me acepto tomándome de la mano, sin ningún rechazo.  A partir de eso, la güerita me gustaba muchísimo. Y más me gustaba, porque era muy abierta,  muy aventada, muy ella. ¡Muy guerrita!. Y eso me fascinaba. Como que estando con ella, me sentía con más confianza y seguridad. Cuando mi papá se enteró. ¿Sabes que hizo mi papá? En el próximo te lo cuento… HASTA PRONTO. ¡TU VALES MUCHISIMO!

                                                                                                                                                                saoa21@hotmail.com

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  • : El blog de Ser Sembrador
  • : Porque tengo necesidad de platicar con alguien, en la intimidad de un ser:desde su soledad, sueño y realidad;para imaginar el conocimiento y fugarme en su fantasìa.
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  • Una vez me preguntaron en la preparatoria: ¿Ser,què es lo que màs te gusta? De inmediato, conteste: Entender las cosas; porque lo complejo lo hago simple. Y asì soy: humano, sencillo, humilde, soñador y realista. Soy una persona

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