Por: SERGIO ARTURO ORTEGA ALVARADO
(Ser Sembrador)
Ahora sí; para artículos de continuidad, sigo con la comunicación. Quiero decirte: que a lo largo de mi formación, recuerdo que una ocasión, al estar revisando un libro de psiquiatría: recuerdo que sin desearlo, llegue a una página, que tenía escrita la palabra EMPATIA; con unas letras tan grandes, que esa sola palabra, casi ocupaba toda la página, me llamo tanto la atención su significado (identificación mental y afectiva con otra persona), que hasta la fecha: en mis sesiones de terapia, en mis conferencias, talleres, pláticas, y en todas las actividades que realizo, le doy primordial importancia a la empatía. Ya que la puesta en práctica de esta palabra, me ha permitido penetrar y sembrar muchos de los conocimientos que Dios y la vida me ha dado: lo mismo con niños, adolescentes, jóvenes, padres y madres y maestros y maestras.
Por eso quiero decirte, que para dirigirnos a nuestras hijas (os), alumnos (as), tengan la edad que tengan, debemos acostumbrarnos a establecer un verdadero canal de comunicación a través de la empatía, sin dirigirnos hacia ellos de arriba hacia abajo, como diciendo: -Yo propietario, te hablo a ti propiedad-. ¡No! Ya que ese tipo de actitudes, rompe canales de comunicación y les hace sentir inseguridad, tensión, desagrado. Y así; menos prestarán atención a lo que les decimos, a lo que queremos que hagan, o a ganarnos su confianza, para entablar una verdadera comunicación. Por eso se hace necesario aprender a bajarnos a su nivel ¡a empatarnos!, como se recomendaba hace mucho tiempo, en el mismo análisis transaccional. Y ahora, con mayor razón, a través de la misma asertividad (derecho que tenemos de expresar: lo que creemos, pensamos y sentimos; en un momento determinado; con las palabras adecuadas; y en un lugar y tiempo apropiados, sin perjudicar a otra persona). Y aún más; lingüísticamente hablando: (Tono, sintaxis y léxico).
Por eso; la mejor manera de dirigirnos a los demás: hijos, hijas; esposa, esposo; alumnos, alumnas; empleados jefes y demás: ¡Es empatándonos con ellos!, ¡es ponernos en su lugar!, ¡sentirnos como ellos y comprender su situación! Que si para ellos es difícil, ¡Para nosotros también!; que si para nosotros es desesperante, ¡para ellos es incomprensible!, Y si hay que corregir el simple error, o el peor error; la falta o la peor falta; la mala conducta, o la peor conducta: que quiera provocarte una respuesta: reactiva, violenta o agresiva, ¡de inmediato trae a tu mente! ¡Esa imagen! La tierna imagen de cuando eran pequeños y cometían errores, ¡cualquiera que fuera el error o la travesura! Sonrientes y dolientes, les ayudábamos a levantarse para enfrentar sus pasos, y a tener más seguridad, sintiéndonos orgullosos de participar en la exploración de su mundo. Ese hij…#$%&xxx. Esa hij...#$%&xxx. Es el mismo; es la misma; son los mismos: solo que en un mundo diferente; que requieren de tu empatía.
¡¡QUE DIOS LOS BENDIGA!!
¡Tú Vales Mucho!
Facebook: Sergio Arturo Ortega Alvarado
