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18 febrero 2015 3 18 /02 /febrero /2015 04:25

De Dr. Ortega: Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, solemos decir cuando estamos a mediados de Diciembre; y generalmente los primeros 15 días de Enero, del nuevo año: (“¡que este año sea de los mejores! ¡Mucha salud para ti y tu familia! ¡Que se cumplan todos tus deseos! ¡Que este año sea de los mejores! ¡Lo mejor para ti y tu familia!..”) Y otras expresiones más, que nos inspira decir el espíritu de la navidad. Es bonito escuchar, leer y recibir los fraternales deseos de navidad y año nuevo, acompañados, en lo posible, del afectuoso abrazo. Sin poder olvidar, personalmente, cuando alguien, al felicitarme con un abrazo; me dijo con mucha sinceridad: ¡Que Dios lo siga bendiciendo y le de mucha salud; lo demás llega por consecuencia!

Dios me ha dado la oportunidad de tenerlo todo; y lo he agradecido. Pero también me ha dado esa gran oportunidad de no tener nada, y con el mismo fervor, también lo he agradecido. Por eso concluí: que mi verdadera felicidad, no fue teniéndolo todo; porque sufrí al dejar de tenerlo. Ni tampoco fue al no tener nada; porque también sufrí al ver la carencia en mi familia. ¡Mi felicidad estaba y está: en tener Fe en Dios!, y en aceptar su voluntad. Porque frente a mi; me puso a gente de bondad, con la que estoy muy agradecido, como la Sra. Elvira Días de Silerio, el Lic Héctor Acosta Gallegos, la Lic. Lupita Herrera Alvarado, el Profr. Evaristo Terrazas, el Profr. Esteban Aguilar, mi mecenas: el Profr. Guillermo Vargas Alvarado, la Lic. Carmina Ayala Aldaco y mi querida familia. Porque en ellos, y en sus acciones, está el reflejo y la voluntad de Dios hacia mi persona; y en todos y todas las personas que en un saludo directo, impreso o en un fraterno abrazo: me han cobijado con su comprensión, apoyo y fraternidad. Esa es la fe en Dios, que me da más salud dentro de la enfermedad. Por eso le digo a mis hijos, que yo no hago ejercicio, lo que hago es vida. Y a todas las personas que conozco directa o indirectamente, en el mes que sea, les digo: que las amo y los amo, en ese amor espiritual que siente un escritor, al sembrar y compartir las palabras que salen de su corazón. Y con las mejores intenciones para todas y todos, les deseo lo que me desearon: ¡Que Dios los siga bendiciendo todo el año y les de mucha salud!; porque lo demás..., les llegará por consecuencia.

Y que Dios los y las motive, en este año, a hacer vida (ejercicio y salud), porque en la salud, está el principio de la felicidad. ¿Y lo demás? ¡Que venga por consecuencia!

¡Tú vales mucho! ¡¡Y que Dios te siga bendiciendo!! Saludos.

SER

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23 diciembre 2014 2 23 /12 /diciembre /2014 15:04

De Dr. Ortega: El sembrador de palabras: vivió un sueño, y se quedó soñando despierto, solo para buscar palabras y sembrarlas. Y en su aparente dormitar, susurraba lo que veía en su retrato de navidad, como si estuviera perdido, solo en los tiempos del adviento, para inspirarse, y decir: veo caminando al que camina, y lento al que ya no puede andar; veo llorar a la que llora, y alegre al que lo puede estar; veo acostado al que no duerme, porque ya no se puede levantar; veo levantarse al que cayó, para seguir, solo por seguir; veo sonreír al que sonríe; veo gastar al que gasta; veo mucho, mucho veo.

Veo tristeza y veo alegría, veo tristeza y veo alegría. Ahora comprendo la carencia de ayer, con la abundancia de hoy. Ahora entiendo la alegría de ayer y la tristeza de hoy. Ahora siento que algo falta. Ahora siento que algo llega. Vi unas esferas en el árbol…, y no sé por qué las vi; vi unos regalos…, y no sé por qué los vi; vi la escena de un nacimiento…, y no sé por qué lo vi. ¡Pero al sentir el regalo de vida que Dios me dio! Comprendo hoy, y me resigno a lo que tengo y me falta… pidiendo que solo se haga su voluntad. La sensación de ese regalo de vida de Dios, me hizo despertar y he entendido el mensaje sobre el adviento, como la preparación a un nacimiento, que anuncia la venia de una nueva vida. Para poder seguir sembrando palabras. Que ayuden a despertar en alegría y nos enseñen a superar la adversidad. Dejemos que el nacimiento del redentor nos haga renacer,

para que cada quien pueda traducir su retrato de navidad, y poder decir: ahora veo un árbol de navidad, verde y alegre y me acorde de ti familia querida; veo diferentes colores de la luz y me acorde de ti amigo y amiga del pasado; veo el pesebre vacio y me acorde de ti, amiga de mi sentimiento y de mi amor infantil o juvenil del pasado; veo las luces escarchadas, y me acorde de ti amigo y amiga de estudio; veo las esferas de diferentes colores, y me acorde de ti querido maestro; veo el camino de las luces, y me acorde de ti, amigo y amiga de trabajo; veo tantas luces y tantos colores, y me acorde de ti amigo y amiga del magisterio; veo a los peregrinos, y me acorde de Uds. queridos alumnos; Veo la resistencia de la luz, y me acorde de Uds., jóvenes Ayotzi; Pero sigo viendo el pesebre vacio, y me acuerdo de los que estuvieron y ya no están; veo que se prenden y se apagan las lucecitas y me acorde de Uds. Amigos lejanos y cercanos en la lectura; me veo con vida… y me acuerdo de los que me dieron y me apoyaron para vivir otra oportunidad: gracias a ti, amigo y amiga, que me viste loco y en harapos, y me diste tu mano para salir del mal recuerdo y momento más difícil de mi vida, sin alejarte de mi: Veo al diablo, y también me acorde de ti, para perdonarte y pedir por ti: sin olvidar darte las gracias, porque en lugar de tirarme, me hiciste brincar más alto. ¡He despertado de un mal sueño del pasado!, y un gran regalo encontré. Y al abrirlo: se dejaron ver todos Uds. en mi retrato de Navidad y Junto a mí. Siente como te doy un fuerte abrazo, y así; a todos y cada uno e Uds., diciéndote al oído: “te deseo la mejor Navidad y Año Nuevo, para ti y toda tu familia. Y que la alegría del adviento y la felicidad del nacimiento de Jesús, haga nacer en todos y todas Uds. la felicidad; para que al abrir el año nuevo, y desde el primer instante, empiece en ti: un camino de luz, bellamente iluminado”. No como sueño, sino con la intención de que te propongas hacerlo realidad. Te invito a sembrar palabras, observando tu retrato de Navidad. Para que hagas en tu mente, un relato de todos los recuerdos que te trae la navidad y el año nuevo. Y perdona y platica del perdón; comprométete a hacer las cosas mejor; comparte tus compromisos con tu familia; y quema, y deja en su lugar de pasado, todo lo que te aleje de Dios. Porque gracias a él: vivimos y estamos aquí. ¡¡¡Muchas Felicidades!!!...

¡Tú vales mucho! ¡¡Y que Dios te siga bendiciendo!! Saludos.

SER

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26 noviembre 2014 3 26 /11 /noviembre /2014 17:48

De Dr. Ortega: quiero empezar por contarte que mi hijo Brian, me regalo una frase de Albert Einstein, que dice: “No veas la educación como una obligación, sino como una oportunidad para entrar al maravilloso Mundo del saber”. Y el reconocimiento lo hacemos con la clásica frase: “El que sabe, sabe”. Un gran privilegio para quien habla con sabiduría. Esa podría ser una razón para estudiar. ¿Pero…, para qué estudiamos? O ¿Por qué estudiamos? En relación a estas preguntas, hace algunos años, la Maestra Yola Bayona qepd, por parte del SNTE, me invito a una conferencia sobre las emociones, donde el disertador, Dr. Wallace: comentó que en una reunión que tuvo con el Dalai Lama, y otra personalidad, concluyeron que: “Se estudia para ser feliz”.

Y desde mi punto de vista, hay mucha certeza en la respuesta, porque sabemos muy bien, que cuando terminamos una carrera: ¡nos ponemos felices por haberlo logrado! Y a cambio, lo único que recibimos, es un título, que se convierte en una especie de tarjeta de presentación, dicho esto con mucho respeto. Razón por la cual, nuestro nombre de pila, socialmente hablando, es sustituido por un don, como: ¡Doctor! ¡Ingeniera! ¡Biólogo! ¡Maestra!, y muchos más. Cuando se termina una carrera: fiesta, abrazos, felicitaciones, hay mucha felicidad pasajera. Porque al siguiente día se termina. ¡Pero cuando recibimos nuestro primer sueldo: en un sobre amarillo, o en efectivo, o cuando vemos el primer cheque con nuestro nombre! ¡Se siente alegría! ¡Se siente felicidad! ¡Se siente chido! Y nos damos cuenta, que el sueldo que recibimos, ¡no esta tan mal, pero tampoco está muy bien! (Y de inmediato pensamos en las deudas, como parte del sacrificio). ¡Pero nos sentimos felices! ¡¡Y más!! Cuando salimos a la calle a comprar… ¡y sacamos nuestra vieja, y siempre vacía cartera, que nos trae recuerdos de carencia y antojos! ¡Pero ahora!, ¡si podemos pagar con nuestro propio dinero!: Y sin mirar de arriba abajo, siempre con humildad, porque ahí estuvimos. ¡Pero ahora!, ¡si podemos meternos a ese lugar a comer o a comprar! ¡Pero ahora!, si podemos cumplir lo que tal vez soñamos desde estudiantes, desde niños o desde que se inició el sueño. Yo les comento amigos y amigas: que cuando yo era niño, y acompañaba a un amigo a la panadería, yo quería comprarme un gansito (el del patito), pero no había dinero. Éramos muchos en la familia, y había muchas carencias. Y mi sueño era: que cuando fuera grande, me iba a comprar una caja de gansitos y la iba a compartir con mis hermanos. ¡Yo deseaba otra cosa para mí familia! ¡Y ese deseo, se convirtió en mi motivo de encontrar la felicidad! Mi deseo se convirtió en buscar la felicidad a través del conocimiento, del estudio. Y así descubrí: que la vocación se encuentra, cuando hacemos lo que nos hace felices, para alcanzar felicidad, al término de la carrera. ¡Nunca me ha faltado nada, gracias a Dios! porque he aprendido a vivir feliz en las carencias; porque he aprendido a tenerlo todo sin tener nada. Y a sentir que no tengo nada, teniéndolo todo. Humildad es la palabra. Esa es mi felicidad. Felicidad que busco encontrar a cada momento de mi vida, dentro de los sinsabores, que supero con cada enseñanza recibida en el estudio. Porque mis maestros y maestras, no solo me enseñaron a multiplicar, a leer y a escribir; En las escuelas: también me enseñaron a sentir, a sufrir, a defenderme, a pelear, a llorar, a amar y a aprender. Para eso se estudia, para ser feliz. Porque los conocimientos recibidos en la escuela; se traducen, en herramientas: para seguir adelante; superando las adversidades y la carencia. ¡Estudianta! ¡Estudiante!, ¡avienta tu ancla al futuro! ¡La cuerda que te une a tu meta, a tus sueños y a tu felicidad, es el estudio! ¡Y no te sueltes! ¡Fija en tu mente lo que quieres ser y lograr! ¡Cómo te quieres ver! ¡Tú sueño!, ¡tu cambio!, ¡la superación de tu carencia!, ¡porque ahí está fijada el ancla de tu futuro! Y nunca te olvides de las personas que te impulsaron. Sobre todo de tus padres. ¡Con tus lecturas; en tus cuadernos o libretas; con tus lápices o plumas, que por muy humildes que parezcan: se está escribiendo tu futuro! ¡Tu futura felicidad está en lo que aprendes de tus maestros y maestras; y se llaman conocimientos! ¡Porque él, y la que más conocimientos tiene!, más universal se vuelve. ¡Y su mundo…, es el mundo! Porque el estudio, ¡puede ser tu camino a la felicidad!

¡Que Dios los bendiga! ¡Tú Vales Mucho!

SER

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20 noviembre 2014 4 20 /11 /noviembre /2014 06:33

De Dr. Ortega: siempre me he dado la oportunidad de defender la etapa de la adolescencia y la juventud, como una posibilidad de demostrar que la conducta de los adolescentes, y jóvenes, depende de lo que tengan enfrente; o lo que se pone frente a ellos, para hacer de su vida, la etapa más preciosa o la más criticable.

Maestras, padres, amigas, amigos: esto no quiere decir que no valoro las demás etapas, ¡No! Es simplemente un anhelo de compartir mi cariño por esta etapa, para filosofar en mis adentros y soñar que muchas personas, como Uds. me ayudan a quitar las etiquetas negativas, que oímos y repetimos, sin saber lo que causamos: Los ninis, ¡que porque no estudian ni trabajan…! Y alguien se ha preguntado: ¿Por qué no estudian ni trabajan…? ¡No estudian!: porque alguien les ha quitado la oportunidad de ser, para seguir; porque no entienden sus inquietudes, donde se puede ocultar el buen camino de su vida. ¡Y no trabajan!, porque solo les enseñaron a recibir, sin esfuerzo alguno, o porque consintieron su flojera, y ahora, ellos y ellas, se revelan a trabajar extenuantemente, para recibir una miseria, que no ayuda a cumplir sus expectativas más apremiantes. Que injusta es la vida. ¡Qué injusta es la vida! ¡Y todavía les dicen, que su etapa, es la etapa más difícil de la vida! ¡Qué injusta! ¡¡nooo!! ¿Saben por qué? Porque la adolescencia es la etapa más propicia para el desarrollo de la resiliencia (Capacidad de superar las adversidades para seguir adelante).

¡Gracias a Dios, que eres víctima del Bullyin!, ¡gracias a Dios, que eres madre soltera!, ¡gracias a Dios, que caíste en las drogas!, ¡gracias a Dios, que no tienes trabajo!, ¡gracias a Dios, que no tienes dinero!, ¡sabes por qué! Porque la Resiliencia es la mejor oportunidad humana de vencer las adversidades, para llegar a cumplir tus propósitos en la vida. ¡Resiste! ¡Todo lo puedes superar! Y es; precisamente en la adolescencia y en la juventud, donde se presentan más las adversidades. ¡Aprovecha esa tristeza, esa congoja, ese dolor, esa carencia!, ¡y despierta a la vida!, porque “La vida le habla de mil maneras a quien está dispuesto a escucharla”. “La ovejas no me enseñan a mi… -Decía el pastor de ovejas de Paulo Coehlo, en su libro El Alquimista- …Yo soy el que aprende de las ovejas”. ¡Qué gran oportunidad tienen los jóvenes y las jóvenas, las adolescentas y los adolescentes, de aprender de todo lo que les da la vida para vencer adversidades y seguir adelante!

Y si las raíces latinas dicen que adolescencia es falta de algo, vamos todos juntos a darles lo que les falta, para que sean completos: motivación, adelante, ¡Tú vales mucho!; adelante, ¡te queremos!; adelante, ¡te amamos hijo! ¡Adelante, te creemos hija!. Díganles que en su camino va a haber oscuridad, pero el que sigue adelante, aún en la penumbra, encontrará la luz. Luz que no encontraron los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, que al buscar su luz en la oscuridad, cayeron en las penumbras; teniendo como único pecado: querer vencer las adversidades de la vida. Esto es en honor a esos jóvenes normalistas, para que su deseo de luz, se anteponga a la penumbra, y no se extinga jamás.

¡Que Dios los bendiga! ¡Tú Vales Mucho!

SER

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24 octubre 2014 5 24 /10 /octubre /2014 01:14

41+MENSAJES DE VIDA PARA LA VIDA

“El pan ajeno hace al hijo bueno”

De Dr. Ortega: ¿Por qué el pan ajeno hace al hijo bueno, o a la hija buena? Piénsalo un momento, y te darás cuenta de la importancia que tiene analizar la respuesta a esta pregunta. Ya que en el caso de las madres y los padres que reciben a hijos ajenos. Son más amables con ellos o ellas: los tratan diferente y con mayor tolerancia, a veces, ¡mejor que a los propios! Y con ese trato, los ajenos se vuelven más hacendosos. Por eso, Algunos tienen un cambio, casi automático, volviéndose más buenos, atentos y serviciales, haciendo lo que nunca, o casi nunca, hicieron en su propia casa, y obedeciendo todas las órdenes que desobedecieron de sus padres. Cuando plantee esta pregunta; yo de inmediato sentí que la respuesta se daba por el simple cambio.

Pero seguían rondando en mi cabeza, varias cosas… Y entonces, me preguntaba: ¿Y los propios? ¿De dónde surge ese trato diferente que hace ver mejor a los ajenos? ¿Y dónde quedó ese buen trato que era para los propios? Por eso sentía; que debía haber algo más poderoso, para hacer bueno al hijo ajeno. ¡Y no solo a los ajenos! ¡También a los propios!, hasta que me di cuenta, que el click mágico, para lograrlo, era el amor. Alguien de inmediato podría decir: ¡eso ya lo sabemos! Eso; y lo digo con mucho respeto, eso ya lo sabemos, pero sin darnos cuenta, nos vamos alejando del amor. Ese amor natural que sentíamos por nuestros hijos de bebés o niños, que prevalecía siempre, ante todo. Hicieran…, lo que hicieran; y que en la adolescencia se va perdiendo, hasta alejarse en la juventud, como consecuencia de rebeldías y pérdida de autoridad; de exigencias, caprichos, enojos y berrinches, por sobreprotección o consentimiento. Pero tengan la edad que tengan; con los hijos o las hijas, necesitamos volver a convivir: Amor y paciencia: para comunicarle, para explicarle, para pedirle, para comprenderle. para hablarle. Amor y unidad: diciendo amor; sintiendo y haciendo sentir amor; creyéndoles que tienen y sienten amor; dando y recibiendo amor. Amor y templanza: para tener decisión y atrevernos a corregir, castigar, sancionar y orientar. Amor y responsabilidad: para heredarles decisión y criterio, actuando con decisión y criterio. Amor y amor: para perdonar, para darle poco, para sentirlos nuestros, como nuestra vida, y no como propiedad. Para conciliar rivalidades o enojos. Para doblegar orgullos. Para saber decir, ¡No!, nosotros; y enseñarlos a decir ¡No!, a ellos, sin temor, y con la firmeza necesaria, por ese amor. Sin olvidar que también existe la heteroestima: yo me amo y me quiero, yo los amo y los quiero. Pero yo también doy, quiero, recibo y pido amor. Porque el amor es indefinible, y lo podemos construir a cada momento. Busquemos el click: para ser el pan ajeno en los propios; primero, y en los ajenos, después.

¡Que Dios te bendiga! ¡Tú Vales Mucho!

SER

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19 septiembre 2014 5 19 /09 /septiembre /2014 06:43

De Dr. Ortega: por medio de nuestro amigo Alfredo Ortega Trillo: hacemos llegar a todos nuestros amigos maestros, maestras, padres y madres de familia, de Baja California: nuestro más sincero saludo de solidaridad, y nuestra petición a Dios, que pronto superen la adversidad que viven.

Pidiendo a todos nuestros amigos de los diferentes Estados de la Republica; a que se sumen en la ayuda a nuestros hermanos en desgracia. Lo poco que des con amor, se volverá el espíritu de superación de los que ahora necesitan nuestra ayuda.

¡Tú vales mucho! ¡Que Dios te bendiga! Compártelo. Saludos.

SER

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11 septiembre 2014 4 11 /09 /septiembre /2014 17:12

De Dr. Ortega: Quiero platicarte algo, que puede ser de mucha utilidad, para el presente y el futuro; que consiste en practicar el valor del orden, para guardar el presente del pasado: Tengo trabajando 15 años en la Secretaría de educación. Y me comentaron: Que los quince años que tengo en educación, se pueden sumar a los años que trabajé en el DIF Estatal, pero que tenía que comprobar, con documentos, ¡de hace veintitantos años!, que me acreditaran como trabajador, que cotizó en pensiones. Pero… ¡Cómo comprobar que trabaje para el DIF, hace veintitantos años…!

Esto me hizo recordar a mi padre Teodoro (qepd), a quien, en mi niñez: en una ocasión me toco verlo, en su cuarto, rodeado de papelería del pasado: acomodada en el piso, encima de varios muebles y por todos lados. La estaba ordenando y clasificando, para desechar y seguir guardando lo que consideraba importante. Y al estarla revisando y guardando, me di cuenta, que se emocionaba con cada papel que encontraba, porque le representaba un recuerdo pasado, que narraba con mucho agrado. En ese momento, y con esa acción de mi padre, nunca me imagine que sería un trascendental ejemplo, que me iba a perseguir toda la vida. Así conocí el valor del orden; ya que cuando llegué a casa, fui a mi cuarto, y de inmediato saque un maletín, donde guardo todos mis documentos, recibos, fotos, recortes y todo lo que tiene que ver con mi persona y el paso del tiempo, para buscar un documento que amparara el trabajo que realice para el DIF Estatal. En eso estaba, rodeado de papelería, cuando entro uno de mis hijos, que me vio ordenando y revisando los documentos. En ese momento encontré varios paquetes de recibos de nómina, y entre ellos, encontré mi primer recibo de pago del DIF Estatal, con fecha 1-1-1993. Mi alegría y recuerdos sobre mi trabajo en el DIF, de inmediato los compartí con mi hijo, Repitiéndose la misma historia. Esperando que él siga el mismo ejemplo. De ahí: el recuerdo y agradecimiento a mi querido padre. Te invito a trascender, y haz que tú familia o tus alumnas (os) trasciendan. Porque no solo es guardar documentos. ¡No! Es guardar tesoros del pasado, que con el tiempo, representaran un valor ético, con mayor relevancia que la herencia del valor material. Y como mencionó mi compadre Batres: “el dinero no compra la felicidad, pero la felicidad si acerca el dinero”. “Ley de la atracción”.

¡Que Dios te bendiga!

¡Tú Vales Mucho!

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3 septiembre 2014 3 03 /09 /septiembre /2014 14:47

De Dr. Ortega: El semestre cero, es para los alumnos (as) que reprueban el examen de ingreso a las escuelas oficiales.

Tal vez para algunos es desconocido el tema, hasta que, después de haber hecho el examen, llega el día de revisar las listas de ingreso, donde solo aparecen los nombres de los (as) que fueron aceptados. Durante esa revisión, de inmediato se hace evidente la alegría y el júbilo de las (os) que se van encontrando en las listas; contrastando con la triste desesperación de los (as) que no aparecen, y que, incrédulamente, revisan las listas una y otra vez, hasta convencerse de que su nombre no está en la lista. Y estos resultados, hacen que se formen dos tipos de familia: por un lado; la familia feliz, porque su hija (o) si paso el examen. Y por el otro: la noticia que llega como un balde de agua fría sobre los padres, cuando esperando están algo bueno, y en vez de eso, reciben la lamentable noticia: “-No pase el examen”. Y de inmediato se hace evidente el expresivo y triste silencio, o el explosivo reclamo, que a veces llega hasta la ofensa y la agresión. Por eso; los (as) que no pasan el examen, son invitados (as) a estudiar el semestre cero, para reforzar conocimientos, durante seis meses, y para que en la siguiente oportunidad, vuelvan a presentar el examen, esperando un mejor resultado.

¡Joven! ¡Adolescente!: Si no pasaste el examen. Haz una reflexión. Se honesta (o) y reconoce lo que no hiciste bien. ¡Y lucha por tu espacio!, tú; como todos nosotros, naciste con un tesoro interno. ¡Naciste para algo! ¡Eres una persona importante! ¡Despierta de esa tristeza desalentadora, y conviértela en la oportunidad de ser mejor, siempre perseverando! ¡Haz; lo que tengas que hacer! Hazlo, ¡pero hazlo bien! No dejes que te compren, ni compres o esperes soluciones fáciles. ¡Tú puedes! ¡Acepta tu error! ¡Nooo eeres ningúún fracasado (a)! ¡Ten confianza en ti misma (o)! Yo; como un aparente desconocido, creo y confío mucho en los (as) adolescentes y jóvenes como tú. ¡Porque Uds. valen mucho!

¡Que Dios te bendiga!

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15 junio 2014 7 15 /06 /junio /2014 18:20

MENSAJES DE VIDA PARA LA VIDA

“Día del padre”

De Dr. Ortega: “Vieejo mi queriiido viejo, ahooora ya camiinas leento… “Dice la canción, como si le estuviera diciendo a alguien: ¿recuerdas que cuando niño o niña, te sentías cobijado en su inexperta forma de ser papá, y aún así, querías permanecer acurrucada o acurrucado en sus brazos y sentado en sus piernas?  ¿Recuerdas que en ese gozo de placer, el tiempo se pasaba tan rápido, que quedabas dormida o dormido en sus brazos? ¿Recuerdas que en tu inocente infancia, lo admirabas tanto, que querías parecerte a él, remedando su andar, poniéndote sus zapatos? ¿Recuerdas que en tu despertar infantil, lo querías tanto, que le empezabas a decir, papi? “¡Viejo…, mi querido viejo!” ¿Recuerdas que cuando llegabas a tu adolescencia, te sentías incomprendida o incomprendido, y ahora lo considerabas fuera de moda? ¿Recuerdas el sacrifico que hizo, junto con tú mamá, para hacerte la mejor fiesta de quince años, donde emocionados lloraron: tú; al verle con más años encima, y él; al verte salir de un capullo? ¿O tal vez recuerdas su tristeza, impotencia y llanto silencioso, por no haber podido darte tu fiesta de quince años? ¿Recuerdas, como hombre, que a tus 18 años, se acerco para darte consejos: y tú sentías, en tus adentros, tal vez ignorante, o arrogantemente, que eso ya lo sabías? “Viejo mi querido viejo.” ¿Recuerdan que a veces nos enojamos tanto con él, por no darnos lo que queremos, y él; triste en su silencio, por el dolor que le causan o le causaban tus desprecios y desobediencias? Él acepta que es viejo. Sobre todo cuando despectivamente se lo dices. Y si viejo es, algo sabe para decirte. Algo o mucho sabe para orientarte. No esperes a que llegue el día, en que después de una tragedia, lo lamentes, diciendo: - ¡cuánta razón tenía el viejo!

¡Si él ha cometido errores! no los cometas tú. Y si crees que no te ha transmitido nada bueno, y se ha convertido en tu enemigo a vencer: ¡enséñale! No justificándote, ni tampoco haciéndote la víctima por sus desprecios, descuidos, o desamores. Es difícil; lo sé. Pero…, perdona, y libérate de esa carga que te quita libertad, siendo un buen padre…, cuando te toque el turno. Pero ahora: no lo ames diciéndole que lo amas, sin amarlo. Dale un pedacito de tu amor; tal vez en su vida, nadie se lo ha dado, ni se lo ha hecho sentir. Pero no lo quieras amar cuando ya no este. “Viejo… ¡Mi querido viejo!” Si ya no lo tienes: dale vida y alegría,  utilizando el conducto de Dios, para decirle lo que nunca le dijiste.   

¡Gracias padre! Por haberme metido en las venas, la existencia de un Dios Padre, y un Dios hijo. ¡Felicidades papá…, donde estés! ¡Felicidades papás!, donde están. ¡Felicidades papás!, para que reconozcan y estén. Y Felicidades hijos e hijas, que aman a su padre…, hoy. Y toda la vida.

¡Tú vales mucho! ¡Que Dios te bendiga! Saludos.

SER

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6 junio 2014 5 06 /06 /junio /2014 22:12

37+MENSAJES DE VIDA PARA LA VIDA

“La pérdida de autoridad”

(Madres y padres de familia)

De Dr. Ortega: la autoridad y el mando en casa, lo llevan el papá y la mamá. Y su responsabilidad es cumplir y hacer cumplir obligaciones, y respetar derechos, en interacción familiar (congruencia). Dicho de otra manera: que las cosas se hagan: con verdad, bondad, correctas, por felicidad y por amor (valores). Porque cuando los padres y las madres, o las que llevan la autoridad, pierden el mando, es como dejar un barco sin timón (controla y da dirección). Y una familia sin autoridad, es una familia que está en riesgo de destruirse: -Ya se quiere ir con el novio y apenas tienes 16 años.  -Llega muy noche a la casa... ¡Si es que llega! -Hace lo que le da la gana. -Ya no nos hace caso. -Ya no pide… ¡Exige, y se rebela! –Ya no sabemos qué hacer.    –Yo lo he visto muy raro, como si estuviera tomando algo… Y en los casos extremos, la autoridad: el papá y la mamá, quieren corregir en un momento, lo que no se corrigió en muchos tiempos, volviéndose autoritarios, y generando mayores problemas (fuego contra fuego). Todo esto me invita a hacer una pregunta: ¿Cuántas oportunidades se deben dar a las adolescentes o a los jóvenes, cuando cometen muchas faltas? Tú respuesta es respetable. Yo en lo personal respondería: las que sean necesarias, de acuerdo a la falta, el error o la rebeldía. Es lo que en su oportunidad escribí: como los niveles de sanción, donde explicaba que la sanción o el castigo, por una falta, depende de la falta misma, explicando, desde luego, las consecuencias de los errores y el aprendizaje de los mismos, haciendo reflexivos a los hijos y a las hijas, para inducir la corrección. Porque si no equilibramos esto: error, consecuencia, sanción, aprendizaje y corrección. Existe el riesgo de perder la relación (comunicación), sobre todo cuando los padres o las madres dan respuestas reactivos (sin meditar o sin pensar). La respuesta reactiva nunca será aceptable porque: nos hace cometer errores más graves que la misma falta; genera problemas y conflictos; rompe la relación y genera injusticias. Padre y madre: conserven y defiendan su autoridad.

Y termino con las palabras de mí padre, que he escrito en varios artículos: “él o la que da por dar, no ama. Ama más él o la que corrige y enseña a conseguir.” Corregir o sancionar no es fácil. ¡Y menos cuando ya son grandes!, pero más grande es el amor, cuando nos atrevemos, por el bien de los hijos o las hijas, a sancionar hoy, para no pagar facturas mañana. No pierdan el mando.

¡Tú vales mucho! ¡Que Dios te bendiga! Saludos.

SER

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  • : El blog de Ser Sembrador
  • : Porque tengo necesidad de platicar con alguien, en la intimidad de un ser:desde su soledad, sueño y realidad;para imaginar el conocimiento y fugarme en su fantasìa.
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  • Una vez me preguntaron en la preparatoria: ¿Ser,què es lo que màs te gusta? De inmediato, conteste: Entender las cosas; porque lo complejo lo hago simple. Y asì soy: humano, sencillo, humilde, soñador y realista. Soy una persona

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