LA COMUNICACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y LA SABIRURÍA
Por Ser Sembrador
Después de haber conocido la comunicación socializadora, ahora entramos al segundo principio: La Comunicación del Conocimiento y la Sabiduría: Esto me hace recordar a uno de los cuatro pilares de la educación de Jaques Delors: Aprender a conocer. Es el pilar de la sabiduría, del estudio, del fortalecimiento y crecimiento del ser. Es lo que nos hace universales, porque entre más conocimiento tenemos, más Universales nos volvemos. Incluso en la misma escala de la autoestima, se menciona el Autoconocimiento: “Porque me conozco, se de lo que soy capaz”. ¿Y Tú…, te conoces? ¿Conoces a tus hijas (os)? ¿Conoces a las amistades de tus hijos, de tus hijas? Parece contradictorio, ¿verdad? Porque si digo que es el pilar que nos hace universales, ¿Qué tendrá que ver con la familia? A lo que yo respondo: es precisamente ahí donde radica la importancia de la comunicación del conocimiento. Hay, o puede haber personas que conozcan mucho de computación, de deporte, de política, de carros.., ¡de muchas cosas! Pero no conocen a la familia. No conocen al hijo, o la hija. ¡Creen conocerlos! Y como digo siempre: con sus muchísimas excepciones, porque me consta de muchos padres y madres de familia, que si conocen a sus hijos. I para los que no conocen a sus hijos o a sus hijas; o los que los conocen muy poco, les recuerdo, que cuando escribí sobre: computadoras, teléfonos, IPod y demás. Mencioné: Que esa modernidad tecnológica son un medio extraordinario de comunicación. Que nos pueden acercar con lo más lejano. Lo más increíble. Y; paradójicamente, nos pueden alejar de los más cercanos: La Familia. Ocasionando el aislamiento intrafamiliar o interfamiliar. Pero si la comunicación del conocimiento la tomamos como un principio de comunicación, nos podemos dar cuenta, que el acercamiento con lo más cercano, es lo más valioso, por ser parte de nuestra vida. Por eso es necesario abrir un espacio, para poner en práctica la parte real y no la virtual de la comunicación: -¿Cómo te fue en la escuela hija (o)? -¡Fíjate papá que conocí a un profe que es bien chido! ¡Un profe me enseño que el plural de Memorándum no es memorándums, es Memoranda! ¿Sabías eso papá? ¿Y tú, mamá?
Cuando alguien se da cuenta que otro alguien se interesa por lo que conoce; y recibe comentario u orientación, de lo que platica. Siente confianza, y se emociona por tener un conocimiento nuevo para platicarlo. Se abre tanto la confianza, que aprenden a platicar todo lo que conocen. Y se les forma el hábito y el interés por escuchar lo que otros conocen. Eso es lo que forma el tesoro interno. Porque como lo escribí en el artículo de los maestros: Educar viene del latín EDUCCERE: que quiere decir: extraer de adentro; trabajar las potencialidades internas del alumno (a). Pero para eso hay que hacer empatía.
Padre, madre, maestro, maestra, persona: Para conocer lo que las alumnas, o los hijos conocen: debemos aprender a platicar lo que nosotros conocemos. Aprende a platicar lo que conoces, lo que aprendes, lo que te hace superar obstáculos, lo bueno y con cierta cuidado, lo delicado que te acontece. Platícalo en familia, frente al grupo: invítalos a compartir: conocimientos, acontecimientos, y demás. Para que ellos sientas confianza, y en algún momento se atrevan a decirte: conocí a un amigo que ya fuma y me invito a fumar; yo vi quién agarro el dinero; ya conocí bien a mi amiga y es floja; estoy conociendo a mi novio, y es muy violento; conocí a un amigo que le pega muy feo a los más chicos; conocí un amigo, que me invito a drogarme. Esos son gritos de alerta que confían en ti. Gritos que claman y requieren de tu comprensión, comentario u orientación. Esa confianza te permitirá estar alerta a lo que conocen: en la escuela, con los amigos, con la familia; para que les enseñes a descubrir la diferencia entre lo diferente; la verdad y la mentira; lo correcto y lo incorrecto; lo bueno y lo malo. Esa confianza; es como una invitación para entrar al mundo de su conocimiento personal, con la plena esperanza de encontrar comprensión, para aprender a corregir y a aceptar errores mediante tú fraterna orientación.
Termino diciendo: que bueno que seamos conocedores de lo académico, de la tecnología, del deporte, de lo culinario y otras cosas, para compartirlas. Pero que mejor: reconocer, que los padres de familia, somos los maestros y maestras de nuestras hijas e hijos. Y los hijos e hijas, son los alumnos y alumnas de los padres. Y que extraordinario sería; primero, conocernos nosotros mismos, y en consecuencia, poder conocer mejor a nuestras hijas e hijos; alumnos y alumnas; a los miembros de nuestra familia y a los compañeros de trabajo: para dejar de ser grupo que compite y convertirnos en equipo competitivo.
¡Que Dios te bendiga!
¡Tú Vales Mucho!
Facebook: Sergio Arturo Ortega Alvarado
