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9 mayo 2012 3 09 /05 /mayo /2012 06:59

POR TODO LO QUE ME DAS: ¡GRACIAS!

Y..., ¡PERDÓN! POR LO QUE NO TE PUEDO DAR

 

Por: SERGIO ARTURO ORTEGA ALVARADO

(Ser Sembrador)

 

Llega el mes de Mayo; y lo extraño de todo, es que no nos damos cuenta que ahí está: en nuestro pensamiento, en nuestros miedos, en nuestra enfermedad, en nuestro sufrimiento, como aquella fiel mujer que dispuesta esta para sacrificarse si es necesario, por el bien estar de sus hijos, de su familia, de su hogar o de su humilde casa hogar: Tal vez sufriendo el desprecio o el golpe del que se cree su  propietario; tal vez sola, esperando a que llegue el que nunca va a llegar; tal vez con hambre, porque no pudo conseguir el pan para la familia; tal vez esperándonos, porque va a llegar el único día del año en el que la visitan; tal vez trabajando hasta tarde, para festejarse con sus hijos; tal vez alegre…, porque ha aprendido a vivir sola, sonriéndole a la vida; tal vez enferma, esperando la visita en ese su  último momento.

¿Será necesario que una canción – A ti que me diiste tu vida tú amor y tu espaaacio...,  o una fecha, nos hagan acordarnos de ella? ¿Debemos esperar a que ella  se enferme para abrazarla y decirle? ¡Te quiero, mamá! ¡Te amo, mamá! ¿Cuántas veces en lo que va del año, le has dicho con toda la sinceridad de hijo o hija?: ¡Te quiero, mamá!, ¡te amo mucho, mamá! ¡Te extraño! ¿Cuántas veces la has visitado o le has  hablado por teléfono tan solo para saludarla, para platicar, para compartir tus nuevas vivencias, o tal vez tú gran éxito? Y a pesar de ello, mamá tal vez ya se esté preparando para hacer un gasto, en una comida para sus hijas e hijos, porque a  pesar de sus molestias, ella sabe, que por lo menos ese día, no le van a fallar sus hijos y sus nietos.  Y a pesar de todo..., hay quienes, ¡ni ese día se acuerdan de que existe!

Será necesario que otras canciones – Coomoo quiisiieeraaa, quee tuu vivieeeras, queee tuus ojiiitos jamás se hubieeran cerraado nun...- ¿Nos recuerden su ausencia, o tal vez su presencia?

Debemos esperar a que alguien se muera   para llenar los panteones de flores y decir: ¡Cuanto te quería!, ¡Cuanto te amaba!, ¡Cuanto te extraño!, ¡¡no...!! Si la hemos perdido, nunca la debemos olvidar; Porque lo que verdaderamente amamos, jamás lo debemos olvidar. Lo que si se debe hacer, es: ¡Superar! Porque cuando alguien se va, es como si nos dijera: -Yo me voy. Pero  tú te quedas. Hazme sentir orgullosa de que existí, amándote y amando a los tuyos; no hagas que mi nombre refleje tristeza, o llanto. Dame la alegría de vivir en ti, sintiendo que te amas y amas a los que te rodean.

¡No esperes ninguna fecha! ¡Ni ninguna canción! Si la tienes a tú lado: dale el amor que te dio; el cariño con el que te vio; el sentimiento con el que te lloró; la comprensión con la que te soporto; la alegría con la que te recibió;  el cariño con el que te cobijo; el beso con el que te durmió; el amor con el que te protegió, o el silencio,  la paz y la tranquilidad con la que te acurruco.

Ahorita recuerdo un correo que me hizo llegar la Maestra Araceli García, donde narra: que un esposo sale con otra mujer, con el consentimiento de su esposa. Y la otra mujer, que le doblaba la edad, tan solo con recibir la invitación, todos sus recuerdos de felicidad volvieron a su mente, arreglándose con ropas diseñadas en el pasado.        Sentía, que no solo iba a cenar, sino que iba a salir del rincón del olvido. Y cuando llegaron por ella, el hombre la vio con tanto amor, que ella se lleno de sentimiento.         Efectivamente, era una madre, que salía a cenar, invitada por su hijo.

Y esto, lo que me recuerda, principalmente, es: que gracias a Dios, yo me di la oportunidad de invitar a mi madre a cenar. Cuando estudiante de preparatoria, gané un poquito de dinero, asesorando compañeros en física y matemáticas. Y al tener ese dinero, me acorde de mi madre Chabelita, y la invite, en mi humilde posibilidad. Recuerdo que pedí una orden de tacos para los dos, y nos sentamos en la banqueta de una zapatería, a comernos los tacos. Y; ¿saben qué? Es un recuerdo tan bonito, que aún tengo en  mi mente, su rostro lleno de felicidad. Y cuando pedí la cuenta, se sintió más feliz, porque yo saque el dinero para pagar, y dije: “Cóbrese una orden y dos refrescos”. Esa fue nuestra cena, ya que no tenía para más. Yo me sentí muy orgulloso, al verla enchilada y tomando refresco. Y eso me lleva, a lo más profundo de una triste-alegre y sentimental emoción.  

 ¡Atrévete a invitar a esa otra mujer!, que tal vez esta esperando que alguien la saque del olvido, aceptando una invitación a salir, simplemente a salir.

¡Atrévete a ser hijo o hija! ¡Y desde esta profunda reflexión!, te invito a ser el hijo o la hija, que un día, aprendieron a decir. ¡Te quiero, mamá!: ¡Por ser la mujer que durante nueve meses me cobijo en su vientre!; ¡porque los primeros seis años, me alegraste con tus caricias!; ¡porque a los 15 años, mitigaste y acompañaste mis desilusiones!; ¡porque a los 19 años, sufriste mis inquietudes!; ¡porque a los 25 años, me entendí en tu reflejo!; ¡porque a los 35 años, me llevaste a comprender!; ¡porque a los  40 años, me sigues viendo como tu pequeña o pequeño hijo, y con tu amor, iluminaste mi camino!.

¡Atrévete a salir con esa otra mujer!: ¡a cenar!, ¡a comer! ¡Dónde sea! Desde taquitos en la banqueta de una zapatería, hasta el famoso lugar del recuerdo: a comprar la golosina que te compraba de niño; al parque o al jardincito, donde le daba gusto verte reír; al paseo dominical donde te dejaba correr. Recuerda y recuérdale, que cuando te caías, ella era la que de inmediato te iba a levantar y a llorar con tu dolor. O sal con ella a la puerta de la casa, y siéntate a su lado, a lucirla; como cuando ella te lucía a ti, para que recuerde: que todavía tiene hijos a su lado.

¡A mí!; ese recuerdo me invita a decirle a mi querida madre (q e p d): Por todo lo que me diste: ¡Gracias! Por lo que no te pude dar: ¡Perdón!

¡A ti!, que esta reflexión te invite a decirle a tu mamá: Por todo lo que me diste y me das: ¡gracias! ¡Pero correspóndele!, para que en el futuro, no llegues a decir: y..., ¡Perdón! Por lo que no te pude dar:

¡Que Dios los bendiga!

¡Uds. valen mucho!

 

Facebook: Sergio Arturo Ortega Alvarado 

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  • : El blog de Ser Sembrador
  • : Porque tengo necesidad de platicar con alguien, en la intimidad de un ser:desde su soledad, sueño y realidad;para imaginar el conocimiento y fugarme en su fantasìa.
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  • Una vez me preguntaron en la preparatoria: ¿Ser,què es lo que màs te gusta? De inmediato, conteste: Entender las cosas; porque lo complejo lo hago simple. Y asì soy: humano, sencillo, humilde, soñador y realista. Soy una persona

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